Insectos feos. . . pero inofensivos

¿Tus hijos tienen miedo de los insectos? No todos son malos. . . aunque suelen ser un poco feos!  El mundo de la Naturaleza está repleto de seres vivos de lo más variopintos. Excepto aquellos que ya están clasificados como altamente peligrosos, el resto no tienen por qué darnos miedo. Aunque, ¿para qué negarlo?, cualquier ser que se mueva con independencia y fije sus ojos en nosotros nos produce cierto pánico, aunque sea sin motivo, y no sólo por sus cualidades “asesinas” sino, más bien, por su aspecto físico.

Y si hablamos de bichos feos, extraños y desagradables, la palma se la llevan, sin duda, los insectos. Más allá de los que conocemos y que pueden causarnos picaduras o distintas molestias, existe una variedad tan enorme que resulta complicado reconocerlos y clasificarlos a no ser que seas un experto.

Seguro que si vives en una zona rural, tu casa tiene jardín o vas de excursión al campo, te encontrarás con un buen número de especies que jamás habías visto antes. Sólo con fijar la vista un poco entre los matorrales o sentarnos a mirar al cielo, nos daremos cuenta que, junto a nosotros, conviven un gran número de seres vivos que, en muchas ocasiones, resultan imperceptibles.

Los insectos son tantos y viven en tantos lugares que ya están clasificadas más de 900.000  especies. Un número que sigue aumentando cada día gracias al trabajo de los expertos. Así que no es extraño que en cualquier lugar en el que nos encontremos, algún insecto, de cualquier especie, nos aceche.

Salvo algunas especies idílicas, como las mariposas, el resto suelen tener un aspecto bastante desagradable. Las arañas de patas largas, los escarabajos, las moscas, las polillas o los saltamontes suelen ser habituales en el campo y también podemos encontrarnos con ellos en las ciudades, especialmente en los parques y jardines. Salvo algún caso especial, a los niños les suelen dar miedo, quizás porque su aspecto no es, precisamente, el summun de la belleza.

Pero es necesario que enseñemos a los niños a que convivan con el resto de animales de la Naturaleza con total tranquilidad, a pesar de su desagradable aspecto, haciéndoles ver que la belleza es subjetiva, y mucho más para según qué cosas.

Por supuesto todo dependerá de la actitud que mostremos nosotros, los padres. Si sentimos miedo, ya puedes imaginar que vamos a transmitírselo a ellos y que, lo más probable, es que también se sientan fatal cuando vean alguno. Así que lo mejor será empezar por convencernos nosotros mismos de que, efectivamente, hay ciertos insectos que pueden resultar especialmente feos pero que son totalmente inofensivos y, de igual modo, hacérselo saber a nuestros peques.

Un día en el campo siempre es una experiencia maravillosa, sobre todo si es compartida en familia, y mucho mejor no estropearla con infundados miedos ni fobias sin sentido. Si antes de salir de casa nos ponemos nuestra protección, para evitar que los bichos que pican nos ataquen, también vamos a crear una barrera con el resto, además nos puede servir como excusa perfecta para hablar a nuestros peques de lo importante que es protegerse y, también, cuidar de nuestro entorno.

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